sábado, 6 de junio de 2009

A la hora de las copas suena Quique González en el ipod, me peleo con las sábanas por acomodarme en la cama, y en mi regazo descansa el pequeño ordenador desde el que escribo, y le doy vueltas a las próximas fotos pensando en donde ir y qué retratar. De la pereza de hacer el equipaje no me preocupo, hace tiempo aprendí a viajar con lo mínimo.

Meses atrás, hará casi un año rompí con todo. Mi vida personal, mi trabajo. No había sitio para más. Vaciaba un petate que sigue así desde entonces. Y emprendía un viaje sin rumbo ni destino, tratando de conseguir que fuera el camino el que me llevase a algún lado y el tiempo el que me colocase en mi lugar.

La primera parada fue Londres. Viaje de un día. La locura de irse con unas fotos bajo el brazo con la firme idea de conseguir trabajo. Reunión de una hora, o quizás más. De las buenas. Café. Una terraza. Conversación informal sobre fotografía. Un compromiso de darme encargos si me decidía a ir. Y una frase que me abriría los ojos. “Andrés ¿qué tipo de fotografía te gustaría estar haciendo dentro de 5 años?”. La respuesta me trajo aquí...

1 comentario:

martamaine dijo...

Estás en el camino, déjate llevar ... un beso fuerte